Si colocamos en google la palabra liderazgo, la página nos brinda en 0,61 segundos 157 millones de entradas que contiene el término. Con este dato, no es difícil deducir que somos muchas las personas que en esta época por diferentes motivos hablamos de liderazgo. Pero ¿De qué hablamos cuando decimos liderazgo? ¿Qué significación le otorgamos a esta palabra?

¿De qué hablamos cuando decimos liderazgo?

Si navegamos por las redes sociales como LinkedIn, Twitter, Facebook etc. vamos encontrar disímiles placas que indican este término. Unos hablan del mal y buen líder. Otros lo contraponen el líder con el jefe, hasta llegué a ver el líder pica piedras y el supersónico. Por supuesto, cada una de estas publicaciones con una significación distinta. Si pasamos al orden de las divulgaciones bibliográficas sucede algo similar.

Por eso muchos autores hablan de una naturaleza polifacética del término, cuya significación se fue modificando a lo largo y ancho del mundo y de la historia. Por ello mi propuesta para este análisis es poner bajo la lupa de la etimología la palabra liderazgo. Para conocer que significado le otorgaron nuestros ancestros.

Porque tengo la sospecha de que le estamos otorgando demasiado romanticismo al término y no estamos olvidando de su principal sentido.

¿Qué es la etimología?

Es una rama de la lingüística que se ocupa del estudio del origen de las palabras. Así como de sus cambios a lo largo de la historia de la lengua. La etimología de una palabra da cuenta de dónde proviene y de cómo se incorporó al idioma. Además nos muestra su fuente y cómo varían sus formas y significados a lo largo del tiempo.

El filósofo Hugo Landolfi, en su libro “La esencia del liderazgo: Claves para el ejercicio genuino y auténtico del liderazgo” nos habla de dos orientaciones etimolígicas de la palabra liderazgo.

La primera es la etimología proveniente de la lengua latina, la cual es considerada un poco más débil y discutida. Y la segunda, quizás la más aceptada, corresponde a la reflexión de la palabra líder como un anglicismo. Sin embargo, ambas etimologías parecen tener un antecesor común en la lengua indoeuropea, mediante la partícula leit.

Desde la raíz latina

La palabra líder podría tener su origen en la partícula lid, que proviene del latín lis-litis, (nominativo y genitivo latino, respectivamente) que significa disputa, querella o proceso. Entonces según esta etimología el líder es quien se encuentra inmerso en una querella, disputa o proceso.

De igual manera, si consultamos también la etimología de la palabra disputa, encontramos dos partículas de las cuales surge. La primera dis, que denota la actividad de separar. La segunda, puto o putare, es un verbo latino que significa podar o limpiar.

De este modo se puede entender que una disputa es un proceso mediante el cual se separan elementos de algo, para podarlos o limpiarlos. Y si trasladamos este mismo sentido hacia el liderazgo, el líder será quien tendrá la claridad para comprender y separar algo en sus elementos constitutivos, para apartar las partes desventajosas o que impiden su crecimiento.

Asimismo, vemos que también existe coherencia con esta significación con la raíz de la palabra querella, la cual proviene del latín querela, que representa queja o lamentación. Es justamente lo que sucede en el ejercicio del liderazgo. Porque las personas que no quieren separar sus partes disfuncionales, se encuentran en la queja y/o la lamentación.

¿De qué hablamos cuando decimos liderazgo?

Sintetizando, podemos decir que la palabra líder significa etimológicamente desde la raíz latina: actuar de manera tal de tener cierta lucidez para separar y distinguir las partes constitutivas de algo o de alguien; para remover de ellas las que no son convenientes para su crecimiento y desarrollo, y que se produce por este procedimiento cierta queja o dolor.

En el liderazgo, podemos distinguir algunas características que pueden interpretarse desde su significado etimológico. El líder es el que tiene la capacidad para ver con cierta claridad mental e intelectual, lo que es disfuncional, incorrecto o inadecuado en algunas de las partes constitutivas de algo o de alguien. Este algo o alguien podría ser una persona, un proceso o una cosa.

Además, siguiendo siempre esta dirección etimológica, sería el líder, quien además de tener esa capacidad de ver lo disfuncional, también cuenta con la habilidad de separarlo y/o podarlo.

De esta manera, el líder es el que remueve aquellas partes de las cosas, de las personas o de los procesos que les impiden crecer y ser genuina lo que son o aspiran a ser, en forma natural. Así el líder se transforma en un curador de personas y de cosas que no funcionan bien. Ya que puede vislumbrar en las mismas lo que les impide progresar, y les ayuda a removerlo.

Uno de los aspectos más notables que surgen de este análisis del vocablo, nos hace pensar que el líder debería tener cierta sabiduría para poder distinguir lo que ha de ser quitado de algo o alguien. En otras palabras, tendría que ser un experto conocedor de la naturaleza de ese ser. Entonces se podría concluir que el líder debe ser un conocedor profundo de la realidad y naturaleza humana. Porque sólo en la relación con del equipo, se puede lograr los objetivos y/o visiones colectivas.

Por cierto, uno de los aspectos más perjudiciales que se observan en las organizaciones de nuestros días, es el de encontrar personas en ejercicio del liderazgo que conocen poco y nada sobre la naturaleza humana. En algunos casos ni siquiera se conocen a sí mismos, y aun así intentan guiar a otros.

El líder necesita ser un estudioso inquebrantable de la naturaleza humana, pero no solamente desde alguna de sus dimensiones. Requiere ser un conocedor de la corporalidad del ser humano, de sus aspectos emocionales, de su dominio intelectual y fundamentalmente de su espiritualidad.

Es en este espacio donde se pueden encontrar algunas de las causas de por qué el liderazgo fracasa constantemente en nuestros días. Vivimos en el anhelo constante de liderar a seres humanos, pero no los conocemos en profundidad.

Desde la raíz sajona

Si estudiamos a la palabra líder como derivando del inglés leader, la cuál es la acepción que toma la Real Academia Española. La consideración etimológica del término leader significa, guiar por un camino, servir como indicador de ruta y ser un canal o conductor para algo, entre otras representaciones.

Su etimología proviene del inglés (medio) leden, que a su vez proviene del inglés (antiguo) laeden, que a su vez encuentra su raíz en el indoeuropeo leit.

El término leader aparece alrededor del año 1300 mediante el vocablo ladere, que se forma con el vocablo ya mencionado leden sumado a la partícula er, que designa a una persona que realiza la acción. Leden aparece por primera vez alrededor del año 1125 proviniendo del inglés antiguo ya mencionado laeden, que significa acto de ir con alguien. Finalmente se llega al indoeuropeo leit, representando avanzar o ir hacia delante.

¿De qué hablamos cuando decimos liderazgo?

Por esto, según la etimología de la lengua inglesa liderar significa el acto de guiar para avanzar e ir para adelante. Es importante recalcar que el guía no es solo el que conoce el camino, sino también es el que conoce las actitudes y capacidades de las personas que va a orientar en el camino. En esto el sentido es similar a la etimología latina.

El líder ha de ser un experto conocedor de la realidad del ser humano, y del camino que desea ayudarlo a recorrer”.

Hugo Landolfi

El sentido más profundo del liderazgo.

Es importante destacar que ambos desarrollos etimológicos, el latino y el sajón, arriban a una idea bastante común de lo que representa el liderazgo. Desde el latín decíamos que al líder actúa con cierta lucidez para separar y distinguir las partes constitutivas de algo o de alguien, de tal manera de remover de ellas las que no son convenientes para su crecimiento. Y desde la procedencia sajona, proveniente del inglés, al líder le corresponde el acto de guiar para avanzar e ir hacia adelante.

Entonces se puede interpretar al líder como una especie de jardinero, que se ocupa de podar aquello que impide avanzar y crecer a las personas. Apareciendo de esta manera unos de los sentidos más profundos del liderazgo: el servicio.

Una de las características esenciales del líder es ponerse al servicio de sus liderados. Para ello, necesita ser un experto conocedor de la naturaleza humana para saber efectivamente qué es lo que le ayuda a desarrollarse y qué se lo impide.

Entonces, el liderazgo no es una actividad que necesita imponer conductas, sino que, conociendo en detalle a las personas, afrontara la tarea de motivarlos para cambiar, todo lo que le impida crecer y avanzar como ser humano. Esto se puede comprender desde el punto de vista personal, relacional, organizacional o cualquier otro.

Gracias por leerme, espero tus comentarios. Fuerte abrazo y hasta la próxima.